Las figuras David y Galo moribundo sobresalen en el taller de escultura en piedra de Jose Antonio Chuquín. El lugar situado en San Antonio, al borde de la autovía que comunica a Ibarra con Otavalo, es una galería al aire libre.
Una pileta, una Virgen del Rosario, una Venus de Milo y un indígena en tamaño natural también están expuestas a los miles de transeúntes que recorren la vía.
Una estela gris sale de una piedra rectangular a la que dan forma las manos de Luis Alberto Imbaquingo. El artesano, de 66 años, con la ayuda de un cincel, un martillo grande y una moledora esculpe lo que será una mesa para un altar de una iglesia. Imbaquingo lleva en el oficio 52 años.
El único ayudante de este taller, Rodrigo Chuquín, heredó este arte de su padre José Antonio. El artesano ya fallecido trabajó la escultura en madera, en cemento y en piedra. Pero al material de canto se dedicó con mayor esmero.
Chuquín aprendió que el mejor sitio para buscar las piedras para las tallas son las faldas del Imbabura. “En quebradas y canteras se consiguen piedras de tamaño grande y moldeable”.
Todo empieza con la selección de la materia prima. Luego se hace un corte de forma cuadrada al pedrusco según el tamaño de la escultura. Antes de empezar con el cincelado se determina el lado en el que se hará la escultura.
Las figuras de arte religioso, humanos o animales son labradas en granito gris y rosado. En este taller, que tiene una vista privilegiada de Ibarra, la mayoría de obras se hace bajo pedido.
Los clientes llegan desde diferentes provincias del país. Hace dos meses entregó la clásica figura de El Pensador a la Universidad Técnica de Machala.
Pero los compradores más asiduos llegan desde iglesias y conventos. Para Chuquín, las figuras en tamaño natural de Cristo, vírgenes, santos, ángeles, son las que más se esculpen en este taller.
No es para menos, el escultor José Antonio Chuquín labró en cemento las cúpulas de la Basílica del Voto Nacional.
Rodrigo Chuquín, de 52 años, dejó de lado su profesión de ingeniero en Zootecnia para dedicarse a este arte. “Hago esculturas, molduras, tallados, pero todos en este noble material”. Desde hace 10 años se dedica a tiempo completo a este tipo de talla.
Es el único taller de esta característica en la provincia. Chuquín en esta tarea introdujo la utilización de la amoladora y del martillo neumático, un regalo de una orden religiosa. En tanto, que en el tiempo de José Antonio Chuquín se trabajaba únicamente con martillo y cinceles.